Tan simple; como un lago, un crepúsculo. El cielo límpido, salvo unas nubes. Cruzan el cielo, se reflejan. Cómo se desliza la niebla, desde el collado.
Tan calmo. Idílico. Y el silencio. Intangibles, los sentimientos. Tan reales, las sensaciones.
Noche en Concordia. El perfil iluminado. Ya no por la Luna, hace tiempo se puso. Ni siquiera las estrellas, su reflejo. Reflejo sobre la nieve, claroscuro impensable.
La claridad proviene de dentro. ¿De la madre Tierra, de la deidad de las montañas? Y de las aristas de las mismas, intangible belleza, nos recuerda que hay algo más, tal vez inmanente.